¿Qué delito informático viene cobrándose cada vez más víctimas?

Es silencioso y cualquier persona puede ser víctima de él. El fiscal Ricardo Sáenz llevó adelante una investigación que devela varias maniobras sorprendentes. El uso de la tecnología en las operaciones bancarias. Un caso testigo

Hace pocos días, se dio a conocer un caso en donde un empresario rosarino sufrió un robo de más de $500.000, luego de que delincuentes le hackearan la cuenta bancaria y le quitaran el dinero por Internet.

Ante el hecho, el damnificado radicó la denuncia correspondiente y ahora la Justicia investiga cómo se distribuyeron los fondos y la forma en que llegaron a distintas cuentas de diversos bancos. Al menos cuatro sujetos fueron apresados.

Todo comenzó cuando los delincuentes usurparon la clave de la víctima y luego realizaron diez transferencias de $50.000 cada una. Luego, ese dinero fue transferido.

“Lo único que puedo comentar es que se radicó en el tribunal una denuncia por defraudación, se vació la cuenta de un empresario y el dinero fue derivado a cuentas de distintas personas. Se hicieron allanamientos y quedaron varios detenidos”, puntualizó el juez de la causa.

“Lo que estamos investigando es el carácter en que se recibió el dinero porque algunos pudieron haberlo aceptado de buena fe”, señaló.

Entre otras cosas, se trata de dilucidar, además, “si hay un hacker o alguien que simplemente le copió la clave“.

Phising, el más denunciado
En este contexto, en donde cualquier persona puede resultar víctima, se llevó adelante un relevamiento en todas las Fiscalías Federales y Nacionales del país, de las causas penales iniciadas por Delitos Informáticos (previstos en la ley 26.388).

De ese trabajo surgió claramente que uno de los delitos que más se cometen son las estafas en perjuicio de particulares (o de empresas) por el uso fraudulento de la herramienta informática en las transacciones financieras.

Dentro de este grupo está adquiriendo gran relevancia la maniobra conocida como “phishing” (del inglés pescar, en alusión a que la víctima pique el anzuelo) que consiste en la adquisición de información confidencial de los usuarios del sistema bancario (contraseñas, CBU, o datos de tarjetas de crédito o débito) a través de engaños como hacerse pasar por una página web del banco donde opera la víctima, a través de un correo electrónico, o mensajes de telefonía celular.

En agosto de 2010, se dictó un fallo que confirmó el procesamiento de dos personas por el delito de estafa informática incorporado por la Ley 26.388 (artículo 173, inciso 16 del Código Penal).

La sentencia fue emitida por la sala VI de la Cámara Criminal y Correccional. La descripción de los hechos del caso puede resultar esclarecedora para comprender el riesgo que generan estas conductas.

El denunciante manifestó que, en una oportunidad, mientras consultaba online el estado de su cuenta bancaria, apareció una pantalla paralela que le solicitaba que ingresara su código de transferencia (CBU) y el número de tarjeta de débito, a fin de obtener una mejor atención y seguridad en la operación. Así lo hizo.

Al día siguiente, al intentar extraer dinero de un cajero automático notó faltantes de su cuenta corriente y de la caja de ahorro ($1.550). El banco aportó a la investigación los datos de las cuentas en las que había ingresado el dinero, y los resúmenes del damnificado.

Los dos titulares de esas cuentas declararon que las sumas obtenidas provenían de la venta de una camiseta de fútbol a través de Facebook, en la suma de $1.400 más $150 por gastos de envío.

Qué se tuvo en consideración para la condena
La Cámara valoró, para dictar el procesamiento, que la víctima negó conocer a los imputados y, que no había comprado ninguna camiseta por Internet, que los indagados no aportaron ningún comprobante de la operación comercial, la dificultad de localizar al supuesto comprador, el monto, por demás elevado en relación al objeto presuntamente vendido, y que uno de los imputados era perito mercantil con orientación en computación.

Además, destacó que el dinero ingresó en la cuenta de los procesados al día siguiente de la obtención de los datos de la víctima mediante la manipulación informática denunciada.

Puede parecer una maniobra sencilla, de poca dificultad para investigar, y con un perjuicio relativamente bajo, es decir, un delito leve.

Sin embargo, también pueden realizarse estafas de este tipo con montos millonarios, la sumatoria y extensión generalizada de los pequeños ilícitos causan un daño social muy importante, que no se puede aceptar que se transforme en habitual.

La sociedad no tiene por qué convivir con una escala de delitos desmesurada a su alrededor, ni los que se cometen en la calle, ni dentro de sus casas por el uso de la tecnología.

Fuente: Ricardo Sáenz- Fiscal

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